La mutación genética que se está produciendo en la sociedad argentina es perturbadora.
El significante “clase media”, que fue parte constitutiva de nuestro ADN nacional durante décadas, está siendo tensionado por la irrupción de una nueva fuente de sentido explicativo: la pobreza.
En ese proceso, como consecuencia lógica, se están reconfigurando tanto el imaginario –proyectos, ambiciones, aspiraciones– como el objeto de deseo –estímulos, objetivos, esperanzas–.